El diagnóstico y tratamiento precoz del cáncer de próstata consigue una tasa de curación próxima al 100%.
Por tal motivo se recomienda la atención médica por un especialista en urología para realizar una revisión a partir de los 50 años, o de los 45 cuando hay antecedentes de cáncer de próstata en línea directa.
Esta revisión consiste en un examen físico y la determinación de PSA (antígeno prostático específico) en un análisis de sangre.
La biopsia de la próstata es la que proporciona el diagnóstico definitivo, pero hay que tratar de evitar biopsias innecesarias y “falsos negativos”. En este sentido disponemos de test complementarios (PCA3, 4K Score, Select MDX, etc) y Resonancia Magnética Multiparamétrica de próstata, que nos proporcionarán datos muy aproximados de la existencia y localización de un posible carcinoma para así poder dirigir la biopsia a la zona sospechosa (Biopsia de próstata guiada por fusión de imágenes).
La biopsia de próstata nos informa sobre el grado de agresividad del tumor (escala de Gleason) y en función de ésta se realiza un estudio de extensión (TAC, gammagrafía ósea, PET-TAC Colina o PET-PSMA) para descartar posibles metástasis (localizaciones tumorales en el resto del cuerpo) en los casos de carcinomas de próstata en estadios avanzados.